Voy a contarles una bella historia, que suelo contar a la gente que quiero.Espero que les guste.
Esta historia cuenta sobre un famoso maestro que era muy conocido dentro de su gran comunidad.
Todos decían que era un hombre piadoso, sabio, bondadoso, y tan puro que Dios escuchaba sus palabras cuando él hablaba.
Se había hecho tradición el pueblo, todos los que tenían un deseo insatisfecho o necesitaban algo que no habían podido conseguir, él los reunía a todos una vez al año y en un día especial que elegía los llevaba a todos juntos a un lugar único en medio del bosque…
Se había hecho tradición el pueblo, todos los que tenían un deseo insatisfecho o necesitaban algo que no habían podido conseguir, él los reunía a todos una vez al año y en un día especial que elegía los llevaba a todos juntos a un lugar único en medio del bosque…
Cuenta la leyenda, que una vez allí, este maestro armaba con ramas y hojas un fuego muy particular y hermoso y luego en voz muy baja, entonaba una oración como si fuera para él mismo. Y dicen, que a Dios le gustaban tanto esas palabras y se fascinaba tanto con el fuego armado de esa manera y quería tanto a esa reunión de gente en el bosque, que no podía resistir el pedido del amado maestro y concedía el deseo de todas las personas que allí estaban.
Cuando el maestro murió sus fieles se dieron cuenta de algo, nadie sabía las palabras que él utilizaba, cuando iban todos juntos a pedir sus deseos. Pero si conocían el lugar en el bosque y sabían como armar el fuego.
Una vez por año, siguiendo la tradición que el maestro les había enseñado, todos los que tenían necesidades y deseos insatisfechos se reunían en ese mismo lugar. Prendían el fuego y como no conocían aquellas palabras, entonaban cualquier canción, o recitaban un salmo o simplemente se miraban y hablaban de cualquier cosa, en ese mismo lugar y en el bosque y alrededor del fuego…
Y dicen, que a Dios le gustaba tanto el fuego encendido en ese lugar del bosque y quería tanto a esa gente allí reunida, que aunque nadie decía las palabras adecuadas, concedía los deseos de todos los que allí estaban!!...
El tiempo ha pasado, y de generación en generación la sabiduría se ha ido perdiendo.
Y aquí estamos nosotros. Nosotros no sabemos cual es el lugar del bosque, ni siquiera sabemos como encender el fuego. Nosotros no sabemos cuales son las palabras y la manera en que el maestro las decía…
Cuando el maestro murió sus fieles se dieron cuenta de algo, nadie sabía las palabras que él utilizaba, cuando iban todos juntos a pedir sus deseos. Pero si conocían el lugar en el bosque y sabían como armar el fuego.
Una vez por año, siguiendo la tradición que el maestro les había enseñado, todos los que tenían necesidades y deseos insatisfechos se reunían en ese mismo lugar. Prendían el fuego y como no conocían aquellas palabras, entonaban cualquier canción, o recitaban un salmo o simplemente se miraban y hablaban de cualquier cosa, en ese mismo lugar y en el bosque y alrededor del fuego…
Y dicen, que a Dios le gustaba tanto el fuego encendido en ese lugar del bosque y quería tanto a esa gente allí reunida, que aunque nadie decía las palabras adecuadas, concedía los deseos de todos los que allí estaban!!...
El tiempo ha pasado, y de generación en generación la sabiduría se ha ido perdiendo.
Y aquí estamos nosotros. Nosotros no sabemos cual es el lugar del bosque, ni siquiera sabemos como encender el fuego. Nosotros no sabemos cuales son las palabras y la manera en que el maestro las decía…
Pero hay algo que sí sabemos, sabemos esta historia, sabemos este cuento, y dicen que Dios adora tanto este cuento, que le gustaba tanto esta historia, que le basta que alguien la cuente, y alguien la escuche, para que Él complacido satisfaga cualquier necesidad y conceda cualquier deseo…
A todos los que están compartiendo este momento, que así sea.
A todos los que están compartiendo este momento, que así sea.
Es mi deseo: que todos cumplan sus deseos en esta bella Navidad y este año que comienza, gracias a todos por su cariño, pero sobre todo por su amistad, brindo por uds...chin-chin!!
Thara Smit
